Hoy más que nunca, debemos apostar por la fortaleza y cohesión de nuestro partido. Los ataques públicos entre el alcalde y los regidores, ambos del PRM, no representan lo que aspiramos construir como organización política.
Esta confrontación interna pone en entredicho nuestra credibilidad ante los munícipes y daña la imagen de quienes, desde distintas funciones, deberían estar trabajando por el mismo objetivo: el bienestar de la comunidad.
Es inadmisible que el alcalde no reconozca la labor fiscalizadora de los regidores, tal como lo establece la ley, pero también es preocupante que algunos regidores lo enfrenten como si se tratara de un adversario político. No podemos permitir que este desgaste mutuo continúe. Un alcalde debilitado por su propia bancada y unos regidores que pierden de vista la misión compartida solo consiguen frenar el avance institucional que tanto necesitamos.
Este es un llamado al respeto, al diálogo y a la madurez política. Fortalecer la estructura del PRM empieza por saber diferenciar la crítica constructiva del enfrentamiento estéril. La unidad no significa silencio ante lo mal hecho, pero sí implica responsabilidad al momento de corregir y comunicar.
Si queremos seguir siendo una fuerza confiable, debemos comenzar por respetarnos desde adentro.
Att. Joel Aguiar.
¡Tienes toda la razón! Si bien es cierto que en cualquier organización democrática existen los desacuerdos y que estos existan es saludable, también es cierto e importante recordar que estos deben comunicarse de manera oportuna y con el respeto que los compañeros se merecen.
ResponderEliminar