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jueves, 7 de agosto de 2025

Ni chantaje ni ultimátum: el CDP no es una finca privada

 


Por: Francisco Marte


Las recientes declaraciones del señor Olivo De León, ex coordinador del Movimiento Marcelino Vega (MMV), reflejan una visión preocupante, no solo sobre el presente del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), sino sobre el concepto mismo de participación democrática dentro de los gremios profesionales. Afirmar que los periodistas que no se alineen con su dirección serán “considerados renunciantes” es, en el mejor de los casos, un chantaje disfrazado de legalismo. En el peor, es una amenaza directa a la pluralidad y la institucionalidad que debe regir al CDP.


Hablar de unidad mientras se excluye al disenso, imponer criterios como dogmas y usar la Ley 10-91 como arma selectiva, solo demuestra una cosa: hay sectores que no conciben el CDP como una casa de todos, sino como un terreno ocupado, donde quien piensa distinto es expulsado o descalificado. Esa visión, además de retrógrada, es peligrosa y en tres puntos explicaré.


Primero: El CDP necesita democracia, no hegemonía


Quienes hemos levantado la voz dentro del MMV no lo hemos hecho por capricho, ni por ambiciones personales, como se ha querido hacer ver. Lo hemos hecho porque creemos en una visión diferente del gremio, más horizontal, más incluyente y más conectada con las necesidades reales del periodista de a pie, que no se siente representado por él y su funesta imposición de un candidato, que no es gremialista, ni tampoco conoce la necesidades de los periodista, que estamos en el día a día en las calles.


El nuevo “Trujillo” gremial entiende que la única forma válida de participación es seguir a ciegas las “directrices” de él y de una dirigencia rancia que busca anular la democracia interna. Los movimientos gremiales, como cualquier instancia política, deben estar abiertos al debate, a la crítica y al surgimiento de nuevos liderazgos. 


Segundo: La ley no puede ser una trampa política


Resulta curioso cómo se recurre a la Ley 10-91 para descalificar a un candidato como José Beato, cuando el mismo señor Olivo De León reconoce que figuras sin título en Comunicación han presidido el CDP, (5 en total), incluso con el respaldo del MMV. ¿Dónde estaban esos celos legalistas cuando Beato era un honorable miembro del CDP, para buscarles votos y apoyarlo a él y a Mercedes Castillo? Nuestra Ley nació con muchas falencias y debilidades, lo reconozco, pero se debe aplicar con justicia, no con oportunismo. No se puede utilizar como una cerca para evitar que otros entren a competir en igualdad de condiciones.


El CDP no es una escuela, claro está. Pero tampoco es un club exclusivo donde unos pocos deciden quién puede o no aspirar. Si hay irregularidades, que se revisen con responsabilidad institucional, no con ataques personales ni vetos disfrazados de reglamento.


¿Renunciantes o traicionados?


No somos los miembros críticos del MMV quienes hemos abandonado el proyecto gremial, todo lo contrario, ha sido esa cúpula autoritaria que se ha quedado sola, argumentando en las redes sociales y en los pasillos del CDP lo que la Ley 10-91 y el reglamento electoral no dice. A nadie se le puede exigir fidelidad ciega cuando lo que se ha perdido es el rumbo y el respeto a los principios. Rechazar la imposición de candidaturas, denunciar la falta de transparencia o exigir que se escuche a las bases no es un acto de traición: es un acto de compromiso con el gremio.


Tercero: El futuro del CDP no se define con amenazas


El CDP no puede seguir siendo rehén de un liderazgo rancio que se resiste a la transformación. Ya es hora de que abramos paso a una nueva visión, una que no tema al debate, que no excluya a quien piensa diferente, y que no condicione la participación a una obediencia irracional.


Le recuerdo a quién pretende ser juez y parte, asumiendo el rol de Comisión Electoral, que estaremos vigilante de que se cumpla lo que dice la Ley y el Reglamento Electoral, ya que el prestigio de una organización gremial no se mide por la cantidad de elecciones ganadas, sino por la calidad democrática de sus procesos y la dignidad con la que trata a sus miembros.


Para terminar le exhortó a mi querido amigo, colega y compañero gremial, Olivo De León, que analice y reflexione, ya que en vez de exigir el retorno sumiso de la gran mayoría de miembros, al MMV cómo dice, debería él preguntarse ¿por qué tantos compañeros han decidido apoyar a Aurelio y Beato y no a Mercedes, Chino y a él?. Porque cuando se pierde la confianza, lo que viene no es la renuncia: es la necesidad de transformación.

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