El alcalde Francisco Peña ha dado un paso importante: reconocer públicamente que no se actuó bien al permitir la participación de una señora, cuya intervención no fue apropiada, durante una charla en un plantel educativo del municipio. Este gesto de humildad y responsabilidad merece ser valorado.
Por años, el alcalde ha desarrollado charlas educativas en escuelas y colegios de Santo Domingo Oeste, promoviendo valores y desarrollo humano. Sin embargo, este hecho aislado generó una ola de comentarios a nivel nacional que trascendió lo local, provocando debates sobre los límites, la ética y la responsabilidad institucional en el ámbito educativo.
Lo más importante en este momento es que la Alcaldía ha asumido la responsabilidad. Se trata de una acción necesaria, oportuna y que devuelve la confianza a la ciudadanía. De los errores también se aprende, y esta lección debe marcar un antes y un después.
Estamos convencidos de que esto no volverá a suceder, porque gobernar también implica reconocer, corregir y avanzar con mayor firmeza.
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