Por: América Pérez*
En un momento donde los vientos políticos soplan con fuerza de cara al mes de agosto, y donde los rumores sobre posibles cambios en la administración pública generan revuelo, se ha iniciado lo que parece ser una campaña mediática dirigida contra el señor Leonardo Aguilera, presidente del Consejo de Administración de Refidomsa. Una campaña que, más que cuestionamientos legítimos, refleja prácticas malsanas que aún persisten en la cultura política dominicana.
Refidomsa, entidad estratégica para la seguridad energética del país, ha sido durante la gestión de Aguilera un ejemplo de manejo institucional, discreto pero efectivo, apegado a los principios de transparencia, eficiencia y compromiso con el desarrollo nacional. Su administración ha estado alineada con la visión de gobierno del presidente Luis Abinader, apostando a la estabilidad, la modernización y el fortalecimiento de las instituciones públicas.
Pero más allá de su papel técnico y económico, es importante resaltar el rostro humano de Refidomsa. A través de su fundación institucional, esta empresa estatal ha promovido de manera activa el fomento del deporte, el apoyo a la cultura y el desarrollo de programas de responsabilidad social, impactando positivamente a comunidades enteras. En cada una de estas acciones, el ser humano ha sido el eje central. Niños, jóvenes, adultos mayores y personas en condiciones vulnerables han encontrado en la fundación de Refidomsa un aliado silencioso pero constante, que cree en la dignidad, el talento y las oportunidades.
Lo que hoy se intenta sembrar en redes sociales no es más que un intento de empañar una gestión que ha dado resultados, pero que, sobre todo, ha estado alejada de escándalos, de clientelismo y del uso político de las instituciones. Aguilera ha hecho de Refidomsa una entidad técnica, respetada y enfocada en su misión de garantizar el abastecimiento y refinamiento de combustibles con responsabilidad y visión de país.
Es preocupante que, ante el posible reordenamiento de cargos en agosto, aparezcan sectores interesados en sembrar desconfianza, generar ruido y debilitar la imagen de servidores públicos que han demostrado capacidad y honorabilidad. Esa es una práctica que ha hecho mucho daño a la institucionalidad dominicana: querer ascender desacreditando a otros, desvirtuando méritos para ocupar posiciones por presión o manipulación mediática.
La República Dominicana debe avanzar hacia una cultura política basada en el mérito, el trabajo y el respeto a las trayectorias. El presidente Abinader ha dado muestras claras de que los cargos no son premios ni cuotas, sino responsabilidades que deben recaer en personas íntegras. Y en esa línea, Leonardo Aguilera ha demostrado estar a la altura.
No permitamos que la especulación venza a la evidencia. Que los rumores opaquen los resultados. Y que la mezquindad política debilite lo que tanto ha costado construir: instituciones serias, servidores comprometidos y un país que mira hacia adelante.
*Periodista
Magíster en Diplomacia y Derecho Internacional
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