Por: Francisco Marte
Hoy, el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) fue escenario de un hecho lamentable que pone en cuestionamiento el respeto a la institucionalidad y los derechos de los gremios profesionales, pero también deja en evidencia la negligencia y complicidad de quienes han dirigido el CDP en la última década: Aurelio Henríquez, Olivo de León y Mercedes Castillo.
Aurelio Henríquez por alquilar y comprometer el patrimonio de la institución en un contrato que a todas luces solo beneficiaba al inquilino; Olivo de León, por el desalojo ilegal que, independientemente de su intención, trajo como consecuencia esta sentencia; y Mercedes Castillo, por omisión, al no hacer nada durante su gestión para resolver un problema que seguía en los tribunales.
La ocupación de la tercera planta del edificio del CDP y parte de su área de parqueos por la llamada “Escuela de Hotelería” del señor Mervin Joel Soriano Robles quien ha sido sometido por falsificación, estafa y otros delitos, ordenada por una jueza y ejecutada por un fiscal acompañado de agentes policiales, marca un precedente oscuro, funesto y vergonzoso en la relación entre la justicia y la libertad gremial en nuestro país.
¿Cómo es posible que un espacio destinado a la defensa de la libertad de expresión y al fortalecimiento de la democracia sea tratado con tanta ligereza judicial y arbitrariedad operativa? El CDP no es un local cualquiera: es un patrimonio simbólico y material de la prensa nacional, y su intervención debería manejarse con el máximo rigor legal y respeto institucional.
Este suceso obliga a una reflexión profunda sobre la responsabilidad de quienes, desde dentro del gremio, permitieron la existencia de contratos poco claros o manejos administrativos que hoy desembocan en conflictos legales de alto costo.
El profesor Luis Pérez, presidente electo, y su equipo tendrán, a partir del 7 de octubre, la primera prueba para demostrar que realmente intentarán cambiar la imagen negativa del gremio, tomando una postura responsable sobre el tema. Recordemos que Olivo y Mercedes son sus principales asesores.
Pero también nosotros, como dirigentes que en el pasado proceso electoral mostramos un liderazgo gremial, debemos tomar una postura unificada ante esta vergonzosa situación: David Lorenzo, Pedro Belliar, Gustavo Guzmán, Siddy Roque, Ana Inoa, José Beato, Juan Carlos Bisonó, Teófilo Bonilla, Perfecto Martínez, entre otros valiosos dirigentes.
El CDP no puede quedar reducido a un simple inquilino dentro de su propia casa. Ni tampoco podemos convivir con un personaje de dudosa reputación, que pueda perjudicar aún más la imagen de una institución que no aguanta más.
Lo ocurrido hoy en el CDP no puede pasar inadvertido ni olvidado: es una llamada de alerta para empezar a sanear las debilidades internas del gremio y, al mismo tiempo, exigir el respeto que merece una institución que representa a quienes informan, investigan y dan voz a la sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario