Por: Francisco Luciano
No debe confundirse el consenso con la componenda
El consenso es una corriente unánime que surge en el seno de una organización al momento de adoptar una decisión, ya sea para aprobar un pronunciamiento, establecer una línea de acción o elegir a un dirigente. Representa la voluntad consciente y reflexiva de la mayoría, alcanzada a través del diálogo, la deliberación y el respeto mutuo. Por otro lado, *la componenda es un acuerdo de conveniencia, generalmente gestado en espacios reducidos, que implica un reparto de posiciones o ventajas entre grupos o individuos dentro de una organización, a menudo en detrimento de los principios colectivos.
El consenso, los acuerdos entre partes y la competencia a través de elecciones —ya sea por votación directa o indirecta— son mecanismos legítimos y válidos para orientar la toma de decisiones en el seno de organizaciones democráticas, sean estas de carácter político, social o de cualquier otra índole. Sin embargo, para que estos procesos sean efectivos y legítimos, deben fundamentarse en principios de transparencia, equidad y reconocimiento de méritos. La prudencia debe guiar cada paso, evitando decisiones apresuradas o influenciadas por intereses particulares que puedan fracturar la unidad organizativa.
En este sentido, al evaluar a los aspirantes a posiciones de liderazgo o responsabilidad dentro de la Fuerza del Pueblo, es imperativo considerar los méritos individuales basados en la constancia, el cumplimiento ejemplar de las tareas asignadas y la lealtad demostrada a lo largo de su trayectoria de militancia. Estos valores no solo reflejan el compromiso de los individuos con la organización, sino que también fortalecen la cohesión y la confianza colectiva. Ignorar estos méritos en favor de arreglos opacos o favoritismos debilitaría la credibilidad y el propósito de la organización.
No obstante, es fundamental recordar que ningún individuo, por más destacado que sea, está por encima del colectivo. La Fuerza del Pueblo, como cualquier organización comprometida con un propósito mayor, debe priorizar el bienestar común y los objetivos compartidos sobre cualquier interés particular. Las decisiones deben tomarse con un enfoque inclusivo que contemple a todos los aspirantes, valore sus contribuciones y reconozca sus méritos, pero siempre en el marco de un compromiso inquebrantable con los ideales y la unidad del colectivo. Solo así se construirá una organización sólida, capaz de avanzar con firmeza hacia sus metas, reflejando en cada decisión la fuerza de su propósito común.
El autor es docente universitario y dirigente político.
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